Científicos han descubierto la proteína que se encarga de almacenar la grasa.

La proteína que regula el almacenamiento de la grasa

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NPGL es una proteína recientemente descubierta, implicada en el envío y recepción de señales del cerebro. Se ha concluido que influye en el proceso para aumentar el almacenamiento de grasa en el cuerpo. Incluso cuando se está en una dieta baja en calorías.

Se demostró que la NPGL aumenta el hambre en respuesta a la alta ingesta de calorías. Lo que sugiere que tal vez comer comida chatarra de vez en cuando es más normal de lo que creemos.

Durante nuestra historia, el cerebro ha realizado un trabajo aparentemente bueno de regular la composición de la grasa de cuerpo. Acumulando la grasa esencial para la supervivencia durante épocas de hambre. Desafortunadamente, en nuestra actualidad, la sobre abundancia de comida está a la orden del día. Comer en exceso es algo común. Lo que naturalmente conduce a la obesidad.

El profesor Ukena, que descubrió por primera vez la NPGL en pollos (observando que engordaban más independientemente de la dieta) también ha documentado la existencia de la proteína en ratones y seres humanos.

También se observó que los niveles de NPGL aumentaban y disminuían proporcionalmente de acuerdo a los niveles de insulina en la sangre. Lo que sugiere que esta hormona de almacenamiento, junto con el sistema NPGL, regulan el almacenamiento de grasa durante tiempos de abundancia. También limitan la producción de grasa cuando los tiempos no son tan favorables.

En conjunto, estos hallazgos revelan un intrincado sistema neuroquímico. Donde las señales del cerebro y otros tejidos funcionan en conjunto para monitorear el estado energético del cuerpo. Y así ajustar la alimentación y el metabolismo en consecuencia.

También este último estudio tiene amplias implicaciones clínicas y sociales para el estudio y tratamiento de la obesidad y sus enfermedades asociadas.

La investigación de la NPGL ha aumentado considerablemente nuestra comprensión. Seguramente guiará a los científicos en la búsqueda de maneras de ayudar al cuerpo a pasar de un estado de supervivencia, a adaptarse al ambiente calórico intenso del siglo XXI.

Aquí puedes leer el artículo original: https://elifesciences.org/articles/28527

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