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Beneficios de la fruta deshidratada

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Primero, debemos definir en qué consisten las frutas secas o deshidratadas para no confundirnos con los frutos secos (nueces, pistaches, etc.). Suena muy parecido y hasta se consumen mezclados pero realmente son diferentes. Las frutas secas son las que se han sometido a una desecación para conservarlas comestibles por un largo período de tiempo. Es decir, son frutas normales que por medio de un proceso industrial o un método casero de desecación, se mantienen secas y consumibles por muchos meses.

Para consumirse, pueden rehidratarse o usarse en seco. Dentro de este grupo se encuentran las uvas pasa (con o sin semillas), los orejones de manzana, pera, duraznos, arándanos, etc.

Las frutas secas ofrecen diversos beneficios nutricionales. Al secarse la fruta fresca, se concentran al máximo sus elementos: proteínas, hidratos de carbono, vitaminas, sales minerales y fibra. Se puede considerar a la fruta seca como un alimento natural pues no está refinado ni se ha sometido a procesos industriales que incluyan aditivos artificiales. 

Incorporar la fruta seca a la dieta puede ayudar a aliviar problemas como la anemia, el estreñimiento y desórdenes en la piel. No requieren cocinarse, son fácil de transportar y comer en cualquier momento y en cualquier lugar, además están disponibles todo el año.

Se pueden utilizar en muchísimas recetas saludables como:

  • Ensalada de arándanos y manzana
  • Muffins con moras
  • Avena
  • Granola sin azúcar
  • Budín de pasas

Por lo tanto, la próxima vez que vayas de compras al supermercado, incluye algunas frutas secas, pero recuerda consumirlas en moderación por su alto contenido de azúcar.

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