Ani -

Después de ser mamá me quedé con los kilos que había ganado durante el embarazo.

Con el paso del tiempo, mi problema empeoró por el exceso de actividades que tenía por hacer y el sedentarismo en el que vivía, pues mi trabajo es 100% de oficina.

Esto, más el estrés, la mala alimentación y la falta de ejercicio me hicieron subir de peso todavía más.

Quise bajar de peso en el momento en que ya tenía dolores en las articulaciones, ya no podía agacharme bien e incluso me sofocaba al hacer alguna actividad. Reaccioné y pensé: “Debo bajar de peso, por mi salud”.

Mi nutrióloga, Nereyda Ciprés, me habló de Cambridge Weight Plan, vi su presentación en redes sociales y decidí iniciar con el Plan Cambridge.

Con este Plan comencé a alimentarme sanamente, a medirme en las raciones que consumía y a ejercitarme. Poco a poco me atreví a ponerme ropa que antes no me ponía.

Invariablemente, mi vida ha cambiado porque ahora, después de Cambridge, tengo un cuerpo y una mente saludables, me siento más segura de mí misma y mi empeño por verme mejor ha aumentado.

Todos a mi alrededor se sorprenden, me felicitan y hay amigas para las que he sido hasta un punto de inspiración.

Mi familia está contenta de verme feliz con mi nuevo peso, y yo… qué decir, ¡estoy orgullosa!

Lo más inspirador para mí, con mi pérdida de peso, es, sin duda, el ser un ejemplo para mi hija que ahora tiene 5 añitos y que ha visto cómo su mamá se esfuerza en ser mejor cada día y que busca estar saludable por el bien de todos, de ella y de mí, principalmente.

Nere (como le digo a mi nutrióloga) ha sido mi guía y mi coach nutricional, inseparable, siempre pendiente e interesada en mi bienestar, siguiéndome en cada paso. Gracias a ella conocí a Cambridge Weight Plan y pude ver una transformación en mi vida, tanto en mi aspecto físico, como en mi bienestar emocional.

En verdad, llevar este plan te reanima y te estimula a querer siempre continuar para sentirte saludable.

El llevar el Plan Cambridge tiene muchos beneficios y uno de ellos es el económico, ya que no es un programa costoso en comparación con los beneficios que se obtienen, pues es posible ahorrar algo de dinero al no consumir productos lácteos, por ejemplo.

Las malteadas son elementos que ayudan a la alimentación dentro del Plan, sus sabores variados permiten que no sea tedioso su consumo, no causan adicción y son ¡deliciosas!

Entrar al Plan Cambridge fue una muy buena decisión. La verdad no es fácil iniciar, pero una vez que modificas tu régimen alimenticio todo va cambiando.

Dejé de comer grandes porciones de comida, dejé de sentir ansiedad por no comer postres, pues mi delirio y debilidad eran los pasteles, pero poco a poco logré controlar eso, dejé de sentir hambre y de comer sintiendo que no saciaba.

Ahora disfruto mi malteada, disfruto y me alegro por comer ensaladas y hasta experimento nuevas preparaciones, cosa que antes no hacía. Me divierto haciendo los licuados, me aventuro con los sabores y así soy feliz.

Hoy soy una mamá contenta, alegre y segura de mí misma, me encantan las malteadas, haber entrado el Plan Cambridge fue mi mejor opción, porque antes había probado todo tipo de dietas y ninguna me resultaba, hasta que pensé: “Con Cambridge lo lograré y así ha sido”.

Logré una meta y sigo en el camino con mi plan hasta lograr mi peso meta, me siento orgullosa de mí por mi determinación para entrar y cumplir con el Plan.

Cuando me preguntan qué hice para bajar de peso, sólo digo que con un buen plan y fuerza de voluntad lo logras, perseverancia y constancia.

¡Gracias Cambridge Weight Plan!

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