La importancia de la educación nutricional

Conoce el objetivo general de la educación nutricional

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El reconocimiento de la necesidad que tiene el individuo de aprender a alimentarse correctamente, es uno de los descubrimientos pedagógicos de este siglo.

Para gozar de una alimentación adecuada, es preciso que los individuos tengan acceso a alimentos suficientes y de buena calidad. Que comprendan en qué consiste una dieta idónea y saludable. También las habilidades y la motivación que conducen a una elección acertada de los alimentos.

Anteriormente, se tenía el concepto de que todo mundo sabía comer. Lo que le faltaba era qué comer o con qué comprarlo. Toda dieta era buena, siempre que satisficiera el hambre. Aun actualmente se encuentran en el mundo muchos seres humanos que no reconocen relación entre el tipo de alimento que ingieren y su salud. Y mucho menos comprenden la función terapéutica que puede tener el alimento en las enfermedades por desnutrición.

El inicio de la educación nutricional

A principios del siglo XX se inició un fuerte movimiento científico que dio impulso a la ciencia de la nutrición. Con la Primera Guerra Mundial, el hecho de que un tercio de la población en edad de trabajo no estuviera físicamente apta para ingresar al ejército, hizo que ciertos gobiernos se preocuparan de la alimentación de la población. Se empezaron a patrocinar y estimular los estudios sobre este aspecto de la vida del hombre. La preocupación porque el pueblo tuviera una alimentación correcta, y por ende, mejor salud, trajo distintas formas de acción. Entre ellas las de la educación nutricional masiva. Se recurrió al uso de medios educativos populares.

Hoy en día ya se conoce que la educación nutricional debe ser sistemática, individualizada y adecuada al educando, con un contenido graduado y rico en experiencias educativas. Como cualquier otra rama de la enseñanza

La educación nutricional es un medio fundamental para el mejoramiento de la alimentación de la población. Tanto desde el punto de vista individual como en el caso de los grupos. Induce al individuo a consumir una alimentación correcta y le enseña a utilizar mejor los recursos disponibles para su alimentación.

Hábitos alimenticios

La conducta del hombre frente a la alimentación se expresa a través de una serie de hábitos. Estos determinan la forma en que elige sus alimentos, los prepara, los sirve, los distribuye y los consume. En la formación de tales hábitos intervienen una serie de factores que deben ser estudiados y conocidos en cada región o grupo. Siendo los principales el ambiente geográfico, la religión, la tradición, y el progreso tecnológico.

El objetivo general de la educación nutricional es establecer actitudes y hábitos que resulten en inteligente selección de alimentos y en el consumo de una dieta nutritiva para todas las edades. El logro de tal objetivo implica el conocimiento de los principios básicos de educación nutricional. Así como el estudio profundo del hombre, en todas sus manifestaciones relacionadas con los alimentos.

Paralelamente al desarrollo de la ciencia de la nutrición, la educación nutricional ha ido gradualmente descubriendo y enunciando principios que rigen la enseñanza de buenos hábitos alimentarios. Que están íntimamente relacionados con el quehacer del hombre sus hábitos, su capacidad y modos de aprender. Tales principios básicos guardan intima relación con los principios de la educación general y de la educación sanitaria en particular.

Principios básicos de la educación nutricional

El alimento tiene múltiples significados para el hombre

Con frecuencia, estos significados son simultáneos y la persona utiliza varios de ellos en el contexto de una misma experiencia. Al mismo tiempo que el alimento estimula sus sentidos, hambre o con recuerdos agradables o desagradables. De acuerdo con el significado que tenga mayor importancia en ese momento, aceptará o rechazará el alimento.
Se ha dicho que no hay mejor condimento que el hambre. Por ejemplo, un alimento que nos presentan cuando estamos al final de una comida, que rechazamos porque está muy dulce o muy salado, lo aceptamos de buen grado y no tomamos en cuenta su sabor, si nos lo brindan cuando tenemos hambre. En cambio, en otros casos, encontramos individuos que prefieren aguantar el hambre a comer un alimento que tiene un significado desagradable para ellos. O que su religión considera alimento prohibido.

El hombre necesita aprender a comer

En la especie humana el instinto no es un guía seguro para obtener una dieta adecuada. Es necesario educar el paladar del niño e introducir gradualmente en su alimentación distintos alimentos y formas de preparación. Con el fin de que aprenda a consumirlos y pueda así tener una dieta adecuada.

Los individuos que durante la infancia no tuvieron una educación alimentaria adecuada, crecen sin poder disfrutar de la enorme variedad de alimentos que existen en su medio.

Los hábitos alimentarios son acumulativos

Al introducir en una familia un nuevo habito alimentario, es transmitido a las siguientes generaciones. En esta forma, se va enriqueciendo la cultura alimentaria y con frecuencia vemos familias que guardan con mucho celo. A través de las generaciones, las recetas se consideran más apreciadas. Algunas de las cuales fueron adquiridas por un pariente que hizo un viaje al exterior o la obtuvo de algún amigo. Es en esta forma como se van acumulando los hábitos alimentarios.

Los hábitos alimentarios no son estáticos

A pesar de su espectro tradicional acumulativo, los hábitos alimentarios pueden cambiar a la luz de nuevos enfoques y significados que adquiere el alimento. Especialmente con la introducción de nuevas técnicas de elaboración, que facilitan las tareas domesticas.

La educación puede modificar los hábitos alimentarios

Todo individuo adquiere sus hábitos alimentarios a través de la enseñanza paciente y sistemática de los adultos que tuvieron a su cargo su educación durante sus primeros años. Más la influencia de personas ajenas al hogar, con quienes el individuo se relacionó más tarde. Aunque la velocidad de aprendizaje va disminuyendo con la edad, la capacidad de aprender, no desaparece. Ello permite que el individuo pueda adquirir nuevos hábitos alimentarios en todas las edades, variando en cada caso la motivación y metodología.

El acto educativo en la educación nutricional

En todo acto educativo, encontramos tres elementos indispensables: educador, educando y contenido.
En todos los casos, para poder lograr una educación efectiva, el método deberá ajustarse a las características de dichos elementos. A lo largo de la vida, el educador en nutrición está representado por distintas personas: La madre enseña al niño desde los primeros días a conocer, aceptar y probar los alimentos.

Más tarde, en la escuela, el niño aprende a consumir nuevos alimentos y a probar nuevas formas de preparación. Llega a conocer su valor nutritivo y a importancia de cada uno de ellos, así como las formas de cultivo y producción. Estos conocimientos son luego transmitidos al hogar. Ya adulto, el individuo tiene la oportunidad de adquirir nuevos hábitos alimentarios por cambios en el ambiente que lo rodea. Como reuniones, nuevas amistades, viajes, visitas, etcétera.

El educador

En relación con el educando, encontramos que su aprendizaje es acelerado en la primera edad. En el término de un año el niño llega a conocer la mayoría de los sabores y puede distinguirlos sin dificultad. Ya en la edad escolar sus hábitos están perfectamente establecidos y el cambio que se observa durante la edad adulta es sumamente lento.

Debido a que para cada edad del educando, varían el educador, el contenido y el proceso de aprendizaje, el método ha de variar de acuerdo con la edad del educando, su nivel educativo, el medio en que vive, los recursos de que dispone y el contenido que se quiere transmitir. Ha de tomarse en cuenta que el mejor método es aquel que favorece el mayor grado de participación del educando. Mientras más bajo es el nivel educativo, más sencillo será el material audiovisual empleado. Y se tratará, en lo posible, de aumentar los contactos personales propiciando reuniones en grupos pequeños. Donde reine un ambiente agradable para que la comunicación pueda realizarse con el mínimo de barreras.

Mientras más elevado sea el nivel de educando, menor será la necesidad de demostraciones prácticas. Y el uso de material impreso, libros, folletos, cuestionarios, estará más indicado.

No debe olvidarse que las condiciones de vida de las regiones rurales son diferentes de las urbanas. La forma en que está integrada la familia y la persona que forma las decisiones con respecto a la alimentación son factores importantes que deben considerarse en educación nutricional.

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